En la mayoría de los casos el uso de pesarios está indicado para tratar de forma alternativa a la cirugía problemas causados por el desprendimiento de algún órgano pélvico (prolapso). Prolapso se define como el desprendimiento o caída de un órgano respecto a su lugar natural. Existen varios tipos de prolapsos según su intensidad y grados, por lo cual, existen varios tratamientos y pesarios específicos para cada problema concreto. En el caso de las mujeres se habla de prolapso uterino o prolapso vaginal y puede deberse a esfuerzos realizados durante el parto, partos múltiples, levantar objetos pesados con frecuencia o simplemente al envejecimiento.
Dentro del prolapso vaginal, se puede distinguir entre rectotele, enterocele, cistocele y prolapso de la bóveda. El rectocele se produce cuando el recto desciende por la parte posterior de la vagina. La modificación de la posición del recto puede implicar problemas intestinales, como estreñimiento o hemorroides. El enterocele ocurre cuando se produce una herniación del colon, y puede asociarse a un rectocele o producirse de forma aislada. El cistocele es el más común y ocurre cuando la vejiga se hernia, desprendiéndose hacia la vagina y colocándose en su pared anterior en forma de bulto. Suele ir acompañado de síntomas como pérdidas de orina e incluso dificultad para orinar. El prolapso de bóveda o cúpula vaginal suele ocurrir en mujeres que sufren histerectomía, extirpación del útero. La cúpula vaginal o la parte más alta de la vagina desciende, y la vagina, que es un saco ciego, termina dándose la vuelta, la parte interior queda en el exterior.